Chile y su geografía: un desafío para el federalismo

Creo que la forma de la subdivisión adecuada es que desde la 1ª región a la 3ª región fuesen un estado ya que ésta es una zona principalmente minera y con una población establecida en lugares determinados. Luego, la 4ª y 5ª regiones deberían formar parte de otro Estado, con una orientación hacia el comercio portuario y el turismo. Luego la 6ª y 7ª regiones deberían conformar otra unidad, orientada principalmente al trabajo agrícola. A continuación, la 8ª, 9ª y 10ª regiones tienen un foco fundamentalmente forestal, agrícola y, especialmente las 2 primeras regiones, una importante cantidad de población indígena. Por último, las regiones 11ª, 12ª y la Antártica conformarían un último Estado dedicado fundamentalmente a la ganadería y la explotación de recursos energéticos como petróleo y centrales hidroeléctricas, además de turísticas. Además, crearía un Estatuto Especial que de autonomía en el gobierno de la Isla de Pascua, ya que es una unidad territorial pequeña y alejada del continente y por tanto del resto del país, y por ello debe tener un gobierno capaz de administrarla directamente. La Región Metropolitana deberá constituirse en un Distrito Federal que contenga la función administrativa del poder político, además de convertirse en una plataforma de servicios y negocios para América Latina.
Postulo esto ya que, a mi parecer, es un sistema mucho más acorde con las potencialidades propias de las regiones de Chile y que permitiría un desarrollo mayor para las ahora postergadas regiones de nuestro país, y que contribuiría a reforzar las fortalezas propias de cada una de ellas. Esto conllevaría que cada Estado tendería a reforzar su sistema educacional, social y productivo de forma que se enfoque hacia las necesidades propias de cada lugar. Por ejemplo, las Universidades del Estado deberían orientarse hacia la formación de profesionales relacionados con las potencialidades de la zona (sin dejar de lado la formación que no necesariamente lo es), lo mismo que los Institutos Profesionales y los Centros de Formación Técnica, además de la potenciación de la Enseñanza Media Técnica.
A raíz de estos cambios, el sistema político-administrativo de Chile debería cambiar, y pasar a Gobiernos Regionales electos por la ciudadanía con una burocracia propia y con poderes adecuados para el gobierno. Es así que también deberían existir Asambleas Regionales que cumplan con la función legislativa de los Estados, como una especie de Cámara de Diputados para cada uno. Es decir, ya no debería existir una concentración de poder centralizada, sino una que se ocupe de su respectiva provincia. A la vez debería existir una especie de Senado, que cumpla con la función legislativa a nivel Nacional. Con esto, la función presidencial debería quedar limitada a las grandes políticas a nivel nacional, especialmente en lo referente a las relaciones diplomáticas y la defensa nacional.
Este es un sueño que parece bastante lejano, pero que para mi es una forma más eficiente de administrar este país y de hacerlo un mejor lugar para todos los chilenos.