jueves, junio 28, 2007

Reducción de Emisiones: desafío global


El Primer Ministro Noruego, Jens Stoltenberg, del Arbeiderpartiet (Partido Laborista), durante la presentación del “Libro Blanco sobre el Clima”, anunció la propuesta más concreta a nivel mundial respecto del calentamiento global: eliminar completamente las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí al año 2050. Parece un largo período, sin embargo es el primer país en el mundo en ponerse una meta, y una de carácter tan ambicioso.
El proyecto noruego tiene medidas inmediatas, recientemente implantadas, para reducir en un 30% de aquí al 2020 (10% más de la meta a la que se comprometió en el Protocolo de Kioto) los gases de efecto invernadero, sumado a medidas compensatorias en el extranjero (gracias a los bonos de carbón, también parte del Protocolo de Kioto) para lograr conseguir la meta del año 2050.
Algunas medidas son la prohibición de usar calefacción con Fuel, aumentar un 7% la participación de los biocarburantes en el 2010, la elaboración de un proyecto de cuotas en los transportes y reforzar el desarrollo de energías “limpias”.
Es importante recordar que Noruega es uno de los países más ricos del mundo, se encuentra primero en el ránking de Desarrollo Humano elaborado por el PNUD, y es uno de los principales productores de petróleo (5°) y gas natural (3°) a nivel mundial. El primer ministro señaló que “Noruega tiene una responsabilidad particular en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en parte porque producimos hidrocarburos, es decir energías fósiles, desde hace numerosos años, pero también porque somos un país rico”,
Stoltenberg señaló que entre la mitad y dos tercios de las reducciones de aquí al 2020 serán efectivamente en territorio noruego. Sin embargo algunos creen que éste proceso será difícil de realizar, ya que gran parte de la generación de electricidad en este país se hace a través de energía hidráulica, por lo que la reducción deberá provenir fundamentalmente del sector industrial, que se resiste a ello debido a que considera que sus sistemas de reducción de emisiones son los más modernos y eficaces del mundo, es así que su mejoramiento sería carísimo y, a la vez, no generaría un cambio sustancial. Por tanto plantean que es más conveniente impulsar proyectos de reducción de emisiones en países emergentes, como los del este europeo o asiáticos, ya que la misma inversión en estos lugares generaría una reducción de 10 a 20 veces más que haciéndola en Noruega. El director de la Asociación Noruega de la Industria del Petróleo, Per Terje Vold, señala que “el costo de tecnologías adicionales aquí es mucho más alto que en cualquier otro país de Asia o Europa del este, por ejemplo".
Como siempre el costo de la reducción ambiental es resistido por los empresarios, a pesar de que es un problema que nos afecta a todos. Si bien es cierto que la inversión en lugares donde no existen mecanismos de control de emisiones puede ser mucho más importante que en países como Noruega, de alto desarrollo de estas tecnologías debido a los rendimientos decrecientes que estas tienen, es un imperativo moral que un país productor siga invirtiendo en reducir sus emisiones. Sin embargo me parece una excelente idea que quienes producen los daños inviertan en países que recibimos los efectos de su producción.
En ese sentido no sería una mala idea explorar un acuerdo que permita que Noruega invierta de forma privilegiada en proyectos de reducción de emisiones en nuestro país, aprovechando la cercanía ideológica de nuestros gobernantes (tanto el Arbeirdepartiet como el Partido Socialista chileno son miembros de la Internacional Socialista), y de esa forma podemos buscar un desarrollo sustentable en nuestro país.

1 Comments:

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El proyecto noruego tiene medidas inmediatas, recientemente implantadas, para reducir en un 30% de aquí al 2020 (10% más de la meta a la que se comprometió en el Protocolo de Kioto) los gases de efecto invernadero, sumado a medidas compensatorias en el extranjero (gracias a los bonos de carbón, también parte del Protocolo de Kioto) para lograr conseguir la meta del año 2050.
Algunas medidas son la prohibición de usar calefacción con Fuel, aumentar un 7% la participación de los biocarburantes en el 2010, la elaboración de un proyecto de cuotas en los transportes y reforzar el desarrollo de energías “limpias”.
Es importante recordar que Noruega es uno de los países más ricos del mundo, se encuentra primero en el ránking de Desarrollo Humano elaborado por el PNUD, y es uno de los principales productores de petróleo (5°) y gas natural (3°) a nivel mundial. El primer ministro señaló que “Noruega tiene una responsabilidad particular en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en parte porque producimos hidrocarburos, es decir energías fósiles, desde hace numerosos años, pero también porque somos un país rico”,
Stoltenberg señaló que entre la mitad y dos tercios de las reducciones de aquí al 2020 serán efectivamente en territorio noruego. Sin embargo algunos creen que éste proceso será difícil de realizar, ya que gran parte de la generación de electricidad en este país se hace a través de energía hidráulica, por lo que la reducción deberá provenir fundamentalmente del sector industrial, que se resiste a ello debido a que considera que sus sistemas de reducción de emisiones son los más modernos y eficaces del mundo, es así que su mejoramiento sería carísimo y, a la vez, no generaría un cambio sustancial. Por tanto plantean que es más conveniente impulsar proyectos de reducción de emisiones en países emergentes, como los del este europeo o asiáticos, ya que la misma inversión en estos lugares generaría una reducción de 10 a 20 veces más que haciéndola en Noruega. El director de la Asociación Noruega de la Industria del Petróleo, Per Terje Vold, señala que “el costo de tecnologías adicionales aquí es mucho más alto que en cualquier otro país de Asia o Europa del este, por ejemplo".
Como siempre el costo de la reducción ambiental es resistido por los empresarios, a pesar de que es un problema que nos afecta a todos. Si bien es cierto que la inversión en lugares donde no existen mecanismos de control de emisiones puede ser mucho más importante que en países como Noruega, de alto desarrollo de estas tecnologías debido a los rendimientos decrecientes que estas tienen, es un imperativo moral que un país productor siga invirtiendo en reducir sus emisiones. Sin embargo me parece una excelente idea que quienes producen los daños inviertan en países que recibimos los efectos de su producción.
En ese sentido no sería una mala idea explorar un acuerdo que permita que Noruega invierta de forma privilegiada en proyectos de reducción de emisiones en nuestro país, aprovechando la cercanía ideológica de nuestros gobernantes (tanto el Arbeirdepartiet como el Partido Socialista chileno son miembros de la Internacional Socialista), y de esa forma podemos buscar un desarrollo sustentable en nuestro país.
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