El Complejo Desafío de la Integración en América Latina: la voluntad política como eje de la integración

Ensayo para el Curso:

Procesos de Integración en América Latina

profesora Lorena Oyarzún

El presente ensayo busca entregar una perspectiva crítica del proceso de integración, basado en la falta de voluntad política como causante del bajo impacto de las iniciativas de integración en América Latina.

La Integración, como la define Ernst Haas, es “el proceso por el cual los actores políticos en diferentes entidades nacionales son persuadidos a cambiar sus lealtades, expectativas y actividades políticas hacia un nuevo centro, cuyas instituciones poseen o demandan jurisdicción sobre los estados nacionales preexistentes” (Haas, 1958). A partir de esa definición podemos afirmar que Latinoamérica se encuentra muy alejada de ella. Los procesos históricos de la Sub-región no han avanzado hacia un proceso de ese tipo.

Entendiendo un poco a Haas, su énfasis estaba dado en la importancia que le concedía a la identidad, los intereses y el comportamiento como núcleo de la integración. Para él, el spill-over que producen los diferentes sectores involucrados en el proceso, tanto los gubernamentales como los no gubernamentales, son fundamentales en el proceso de integración. De éste modo, sería necesario, por ejemplo que el proceso de integración comenzara por áreas no asociadas a los gobiernos como, por ejemplo, la económica, que al integrarse ejercerían una “presión” al resto de los sectores, favoreciendo el proceso en general.

Sin embargo, a mi entender, éstos procesos no asociados a los gobiernos también necesitan de una firme voluntad política que permita que ellos sean posibles. La creación de reglas claras que permitan generar confianza en los sectores no gubernamentales es, entonces, fundamental. Siguiendo con el ejemplo, para una efectiva integración económica es necesario que exista una confianza en el cumplimiento de los compromisos adquiridos por los actores involucrados. Esta preocupación se puede ver claramente en el paper de Dani Rodrik, incluido en las lecturas del curso (Rodrik, 2000).

En la conferencia efectuada en la Universidad Católica por el Primer Ministro italiano, Romano Prodi, éste afirmó que la voluntad política de los gobernantes europeos fue el elemento central del proceso de integración europea, ya que ella permitió que se avanzara en la delegación de soberanía que derivó en la experiencia de integración más exitosa de la historia. Precisamente creo que la voluntad política de los gobernantes latinoamericanos es la causa principal del escaso avance que ha tenido el proceso de integración.

Esta falta de voluntad no es gratuita, sino que, estimo, se debe a la inestabilidad política interna de los países de la región. A través de su historia, los países de América Latina (algunos más que otros) han sufrido una gran inestabilidad política que ha ocasionado retrocesos en las iniciativas de integración. Cabe recordar el retiro de Chile del Pacto Andino en los ’70 por la dictadura de Pinochet o el efecto de la crisis Argentina de comienzos de este siglo para el MERCOSUR. El efecto de estas crisis internas es una pérdida de la confianza de los inversionistas para capitalizar en otros países de la región.

Por otra parte es importante recordar también que las diferencias ideológicas entre los gobernantes tampoco contribuyen a la integración. Esto es algo que podemos apreciar claramente en la actualidad, donde conviven posturas de derecha como la del colombiano Uribe, más ligadas al centro o a la centro izquierda como la de Bachelet en Chile o Lula en Brasil, y de izquierda como el boliviano Evo Morales o el ecuatoriano Correa. Esta diversidad ideológica ha impedido, hasta ahora, que se concreten las pretensiones de integración de proyectos como, a modo de ejemplo, IIRSA que necesitan de la confianza del sector privado para invertir, y no es fácil convencerlos si no existe convergencia en cuanto a la estrategia de cada gobierno y como ellas pueden afectar sus inversiones. Como ejemplo de esto podemos ver la reciente nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, algunos de ellos controlados antes por la brasileña Petrobras.

A mi parecer, las grandes diferencias existentes al interior de las sociedades latinoamericanas hacen que las discrepancias ideológicas sean muy acentuadas, en contraste con el proceso europeo, en el que las sociedades de los distintos países se encontraban en niveles de desarrollo parecidos. Las grandes inequidades en la distribución de los ingresos en América Latina, además de las propias diferencias en los grados de desarrollo de regiones dentro de los mismos países (por ejemplo entre el norte y el sur de México; o entre la zona andina y las provincias de Tarija o Santa Cruz en Bolivia) generan inestabilidad interna. Es por ello que las disputas políticas internas hacen fácil el surgir de sentimientos nacionalistas, que dificultan los procesos de interdependencia compleja necesarios para la integración, según los funcionalistas y neo-funcionalistas.

A partir de lo que hemos podido apreciar en el curso a lo largo del semestre, estimo que el proceso de integración en América Latina está alejado de poder concretarse aún. Existen numerosas iniciativas que la buscan (MERCOSUR, CAN, UNASUR, ALBA, etc.), sin embargo éstas aún son incipientes.

Las estrategias distintas de los bloques y, aún más, de los mismos países e incluso al interior de los propios países hacen inviable una integración más allá del simple comercio preferente entre ellos (considero que sería muy ambicioso hablar de libre comercio, por lo que prefiero llamarlo comercio preferente, ya que la iniciativa más avanzada en este sentido es MERCOSUR, que no pasa de ser un acuerdo aduanero y que no incluye aranceles liberados).

Es difícil establecer formas de solución para esto, ya que estimo necesario que se establezcan políticas internas que favorezcan la integración, políticas que tiendan a generar una mejor distribución de los ingresos, que impidan que la inversión extranjera se convierta en un nuevo elemento que favorezca la concentración económica, y que se implementen nuevas estrategias tendientes a desconcentrar la producción al interior de los países. En resumen, medidas redistributivas que aseguren que la integración económica será un proceso beneficioso para todos y no seguirá generando inequidades. Sólo así existirá un real interés desde los actores no gubernamentales para presionar en busca de un spill-over.


Referencias

· Haas, Ernst: “The Uniting of Europe”, 1958. Citado en Giaclone, Rita: “La Integración Regional en la Historia”, Biblioteca Digital Andina, en http://www.comunidadandina.org/bda/docs/VE-INT-0003.pdf (online)

· Rodrik, Dani: “How far will economic integration go?”, The Journal of Economic Perspectives, Vol. 14, n°1, invierno de 2000.