lunes, diciembre 05, 2005

Una Nueva Izquierda


En nuestro país a lo largo de los últimos años hemos visto como los jóvenes se sienten mucho menos representados por los políticos y se difunde permanentemente la idea (una idea muy negativa) de que todos los partidos son iguales. Propagan la idea de que hoy día tal como ha evolucionado el mundo, prácticamente no existe margen de actuación económica y social entre los movimientos que se consideran de la izquierda y de los que se consideran de la derecha, es decir que perteneciendo a uno u a otro el margen es tan estrecho que se produce una nula diferencia entre la derecha y la izquierda, y se aprovecha el momento para que surjan movimientos que se autodenominan como independientes o como apolíticos.

Norberto Bobbio, destacado politólogo italiano, comienza criticando a quienes dan por superada la díada izquierda - derecha. No soporta el discurso “ambidiestro”, puesto que la bipolaridad es propia de la política. “Cada vez que alguien me dice que no existe la distinción izquierda – derecha, lo primero que pienso es que esa persona es de derecha” dice. Quienes pretenden ir hoy por el mundo de la política con ambos brazos cercenados, declarando que no son ni de derecha ni de izquierda, y quienes presumen de ser ambidiestros, o sea, de ser tan buenos con una como con otra mano y se ubican en uno u otro sector de la cancha según los temas y las circunstancias, y es por ellas por lo que podemos identificarlos.

Esta forma de actuación política (porque si es política) esta propiciando una desilusión no ya sólo hacia tales o cuales partidos sino hacia el sistema democrático, lo que hace crecer tanto en la derecha como en la izquierda orientaciones individualistas egoístas, cada uno trabaja para sí mismo más que en una idea de proyecto colectivo. Esto es lo que sucede actualmente en nuestro País.

Nosotros, los progresistas de la UC, creemos en la acción política clara y sin esconderse creemos en las fuerzas del cambio bien entendidas (y no usadas como slogan de un payaso que no quiere transformar nada, todo lo contrario), y es por eso que estamos por establecer mayorías claras que avalen un proyecto de transformación en las estructuras de la representación desde la izquierda. Es por esto que siempre hemos estado llanos al dialogo y a lograr entendimientos con todos los grupos que se sientan de izquierda o centro izquierda, que no obvien su orientación ni la escondan.

La idea de progresismo nos indica necesariamente un flujo, un proceso de cambio. Un movimiento de la sociedad hacia algo mejor. Un mejoramiento del individuo y de la sociedad. En esta lógica, el progresismo requiere de algo así como de un objetivo al cual dirigir este movimiento. Ese objetivo es el mejoramiento de lo existente. La izquierda es generalmente progresista, o sea, es difícil ser de izquierda y no ser progresista, pero pueden concebirse casos de izquierda no progresista. En efecto, pueden existir casos donde la izquierda se transforma en fuerza conservadora del status quo. Esto es lo que no queremos, una izquierda que por conservar sus pequeñas cuotas de poder deje de lado el objetivo superior que la identifica y que es el de querer cambiar la sociedad.

Con esto no estoy diciendo que reneguemos de las corrientes transversales que nos diferencian, claramente somos distintos y no estamos dispuestos a homogeneizarnos, pero podemos consensuar un conjunto de ideas y valoraciones sobre las cuales trabajar en conjunto, y no nuestras diferencias, de lo contrario seremos responsables de mantener las cosas como están.


En nuestro país a lo largo de los últimos años hemos visto como los jóvenes se sienten mucho menos representados por los políticos y se difunde permanentemente la idea (una idea muy negativa) de que todos los partidos son iguales. Propagan la idea de que hoy día tal como ha evolucionado el mundo, prácticamente no existe margen de actuación económica y social entre los movimientos que se consideran de la izquierda y de los que se consideran de la derecha, es decir que perteneciendo a uno u a otro el margen es tan estrecho que se produce una nula diferencia entre la derecha y la izquierda, y se aprovecha el momento para que surjan movimientos que se autodenominan como independientes o como apolíticos.

Norberto Bobbio, destacado politólogo italiano, comienza criticando a quienes dan por superada la díada izquierda - derecha. No soporta el discurso “ambidiestro”, puesto que la bipolaridad es propia de la política. “Cada vez que alguien me dice que no existe la distinción izquierda – derecha, lo primero que pienso es que esa persona es de derecha” dice. Quienes pretenden ir hoy por el mundo de la política con ambos brazos cercenados, declarando que no son ni de derecha ni de izquierda, y quienes presumen de ser ambidiestros, o sea, de ser tan buenos con una como con otra mano y se ubican en uno u otro sector de la cancha según los temas y las circunstancias, y es por ellas por lo que podemos identificarlos.

Esta forma de actuación política (porque si es política) esta propiciando una desilusión no ya sólo hacia tales o cuales partidos sino hacia el sistema democrático, lo que hace crecer tanto en la derecha como en la izquierda orientaciones individualistas egoístas, cada uno trabaja para sí mismo más que en una idea de proyecto colectivo. Esto es lo que sucede actualmente en nuestro País.

Nosotros, los progresistas de la UC, creemos en la acción política clara y sin esconderse creemos en las fuerzas del cambio bien entendidas (y no usadas como slogan de un payaso que no quiere transformar nada, todo lo contrario), y es por eso que estamos por establecer mayorías claras que avalen un proyecto de transformación en las estructuras de la representación desde la izquierda. Es por esto que siempre hemos estado llanos al dialogo y a lograr entendimientos con todos los grupos que se sientan de izquierda o centro izquierda, que no obvien su orientación ni la escondan.

La idea de progresismo nos indica necesariamente un flujo, un proceso de cambio. Un movimiento de la sociedad hacia algo mejor. Un mejoramiento del individuo y de la sociedad. En esta lógica, el progresismo requiere de algo así como de un objetivo al cual dirigir este movimiento. Ese objetivo es el mejoramiento de lo existente. La izquierda es generalmente progresista, o sea, es difícil ser de izquierda y no ser progresista, pero pueden concebirse casos de izquierda no progresista. En efecto, pueden existir casos donde la izquierda se transforma en fuerza conservadora del status quo. Esto es lo que no queremos, una izquierda que por conservar sus pequeñas cuotas de poder deje de lado el objetivo superior que la identifica y que es el de querer cambiar la sociedad.

Con esto no estoy diciendo que reneguemos de las corrientes transversales que nos diferencian, claramente somos distintos y no estamos dispuestos a homogeneizarnos, pero podemos consensuar un conjunto de ideas y valoraciones sobre las cuales trabajar en conjunto, y no nuestras diferencias, de lo contrario seremos responsables de mantener las cosas como están.

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